Se busca implantar un proyecto-proceso, incorporando el tiempo como parámetro programático, como respuesta a las condiciones del llamado de operar en mayor área en etapas/ sectores. No se trata de proponer espacios de la incertidumbre sino de introducirse en estos intersticios urbanos en estado de emergencia urbana, para, en un proceso de estenosis continua, transformarlos violenta y radicalmente: desierto en vergel, ruido en silencio, descampado en lugares, vacío en abrigos, sol en sombra, suelo inerte en patios, trazas en memoria.
En concreto, una redescripción del lugar/lugares en clave topográfica, en diálogo sinérgico de transformación de la naturaleza ausente en parque: el Parque Portuario; una operación ecotopográfica de anclaje fenomenológico y contexto estructuralista de rescate de la memoria y del espacio urbano como sostén y referente físico, en términos didáctico arqueológicos, de ocio y relación, de encuentro. El parque como espacio cultural, como estructura productora de imágenes, sensaciones y entornos.
La estrategia: Una arquitectura urbana de incisiones o filtraciones topográficas: los patios urbanos: Patio de Garibaldi; Patio del medio; Patio de Las Bóvedas, creando una nueva escena urbana que influya en la conducta del sujeto usuario, basado en la percepción en como la biología humana determina el modo en que percibimos y aprovechamos un espacio urbano. El concepto de parque jardín ligado a un recorrido y a actividades, refuerza el sentido del territorio como escenario capaz de albergar situaciones diferentes; recuperando la escala de 5km/h, donde el suelo, el plano por el que caminamos cobra una nueva importancia e invite a utilizarlo. El rescate arqueológico no como monumento sino como un hito de paisaje urbano integrado de memoria, didáctica y uso, las bóvedas existentes transformadas en un centro de orientación y didáctica arqueológica, creando un centro de interpretación del casco histórico en clave educativo-turística.
* Extraído de la revista de la SAU, año 2012, número 268.